TLDR : Meta contrata a Ruoming Pang, ex responsable de IA de Apple, para impulsar su unidad de superinteligencia, reforzando su equipo con talentos de alto nivel.
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El mundo de la IA experimenta una importante rotación: los talentos reconocidos son solicitados a base de grandes primas y salarios astronómicos, especialmente en Meta. Esta semana, la empresa dio un golpe fuerte al contratar a Ruoming Pang, antiguo responsable de los modelos de IA en Apple, para consolidar su unidad dedicada a la superinteligencia, dirigida por Alexandr Wang, fundador de Scale AI, quien también fue contratado el pasado 12 de junio.
Para conformar este nuevo laboratorio interno, Meta ha atraído talentos de alto nivel: Daniel Gross (cofundador de SSI), Nat Friedman (ex-CEO de GitHub), Yuanzhi Li, un investigador de OpenAI, y Anton Bakhtin, quien contribuyó al desarrollo de Claude en Anthropic. Ruoming Pang se une a la aventura también.
Pang, pilar de la IA integrada en Apple
Pang se incorporó a Apple en 2021 tras una trayectoria de más de 10 años en Google. Dirigía el equipo encargado de los modelos de base que alimentan Apple Intelligence y las funcionalidades integradas en los dispositivos Apple. Se destacó en el diseño de modelos compactos y eficientes, capaces de funcionar directamente en los dispositivos, sin dependencia de la nube, una ventaja estratégica para la movilidad y la privacidad.
Su partida es un duro golpe para Apple, cuya estrategia de IA sigue marcada por cierta prudencia y un ecosistema más cerrado que el de sus competidores. Aunque ya ha reorganizado su equipo de IA que será dirigido por Zhifeng Chen, la firma estaría considerando integrar modelos de terceros en su futura versión de Siri, un reconocimiento tácito de sus limitaciones actuales.
Meta apuesta por el choque de talentos
La cantidad mencionada para convencer a Pang, un paquete global que supera los 200 millones de dólares en varios años, dice mucho sobre las ambiciones de Mark Zuckerberg impulsadas por este equipo: posicionar a Meta a la vanguardia de la carrera hacia la superinteligencia, a pesar de las críticas recurrentes sobre las limitaciones de los modelos LLaMA frente a los estándares establecidos por GPT en OpenAI o Claude en Anthropic.
Esta escalada salarial entre los gigantes involucrados en esta guerra de cerebros plantea una cuestión de sostenibilidad. Transforma profundamente el mercado laboral científico, al tiempo que exacerba las desigualdades de acceso a la experiencia, entre empresas, pero también entre continentes.